Este proyecto nace como una solución para una familia que perdió su casa en el terremoto de 2017. Eva, una mamá soltera con cuatro hijos necesitaba una casa para brindar seguridad, no solo en un sentido estructural y material, sino también en uno de privacidad y protección del exterior. Esta solución ofrece un prototipo para una casa mínima de 50 metros cuadrados con variaciones en el programa arquitectónico de modo que pueda crecer de un cuarto a tres dentro de un volumen rectangular con un techo abovedado. La casa ocupa un plano rectangular de 4×8 metros que permite una doble altura para la sala, comedor y cocina. Por lo tanto, con dimensiones mínimas, el diseño crea espacios amplios y bien iluminados para la familia. Cada cuarto tiene luz natural y ventilación cruzada.
Sólo se utilizaron dos materiales en este proyecto: bloques de concreto y madera. Desde los pisos de concreto, a las paredes de bloque, hasta el techo abovedado, los materiales tienen un acabado aparente con el que crean continuidad y simplicidad. El proyecto es el resultado de una construcción con recursos mínimos y del pensar en el mantenimiento futuro de la casa en los términos más sencillos. Al abrirse hacia el Este, Sur y Oeste, el diseño asegura que la casa brinde la mayor cantidad de luz durante el día y espacios cálidos todo el año. La idea era proveer la mayor amplitud y espacio usando la menor área posible dentro del sitio de modo que la familia pudiera tener cultivos en su terreno. Por esta razón y para proveer un segundo nivel donde los niños puedan descansar en la noche con seguridad, la solución enfatiza su verticalidad.