Casa Productiva consiste en una vivienda formada por un módulo básico de 30 m2 que incluye un tapanco interior y la capacidad de sumar módulos adicionales que se articulan a través de patios. Las dimensiones de los patios son variables según los requerimientos de los usuarios y la proximidad deseada entre los distintos módulos. La separación de las viviendas por medio de estos patios permite la ventilación cruzada e iluminación natural de los cuatro muros que conforman cada módulo.
La articulación flexible entre los volúmenes permite una casa con crecimiento progresivo en cuyo módulo base se concentran las instalaciones. Esta eficiencia en las instalaciones permite una disposición orgánica entre las viviendas y la capacidad de seguir sumando módulos de acuerdo a las necesidades futuras.
La forma inclinada de la techumbre surge del tapanco interior, la ubicación del tinaco y el tanque de gas ocultos desde el exterior, y permite un espacio de doble altura hacia la zona de la planta baja. El concepto básico del proyecto es que la vivienda se desarrolle de manera paralela al crecimiento de la familia, adaptándose a sus necesidades. La primera etapa, que corresponde al módulo básico, consta de un módulo de 30 m2 (3.2 x 7.4 m2 más un tapanco de 3.2 x 2.0 m2). Al módulo básico ‐con sala, cocina, comedor y baño en planta baja y recámara en el tapanco‐, se puede agregar un segundo módulo, de 30 m2, con dos recámaras y baño y un estudio en el tapanco‐, y un tercer módulo en el cual se suma otra recámara con baño propio y un espacio de taller o de almacenaje agrícola en planta baja.
El programa variable entre los tres módulos propuestos permite acomodos distintos, y seguir con tradiciones locales como ubicar la cocina hacia el exterior, o tener los baños también con acceso desde afuera. Las volumetrías inclinadas y el juego de sus disposiciones variables, así como el uso de materiales distintos, buscan aportar un rechazo a la monotonía de las viviendas comunes y dar un sentido de identidad particular en cada caso.
La propuesta se plantea en la zona del sureste del Municipio de San Juan del Río, en la localidad de Arcila, una zona agrícola que nos ha inspirado a proponer viviendas que utilicen las pacas de maíz como sistema constructivo, generando así la auto‐construcción de viviendas fáciles de reproducir, sostenibles, ecológicas y con excelentes propiedades térmicas y acústicas. Los módulos también pueden construirse con block de concreto, con tabique, techo de lámina o losa de concreto. La facilidad de modificar los materiales y las combinaciones entre ellos busca aportar una variabilidad de las viviendas para adaptarse a distintas zonas y economías.